Me
llamo Erica Anabel Gómez, estoy cursando 3° año del profesorado de Nivel
Inicial. A continuación mi relato:
Miles
de sensaciones rondaban en mi cuerpo la noche anterior a mi primer práctica
docente. No pude conciliar el sueño, el miedo y la ansiedad se apoderaban de mí
y muchas preguntas recorrían en mi mente; ¿Los alumnos me aceptarían?, ¿cumpliría
las expectativas de mi profesora, señorita y
la directora del Jardín? y ¿cumpliría mis propias expectativas?, los
esfuerzos de los últimos años de estudio por fin me darían certezas sobre mi
vocación.
Llego
el gran día, suspire hondo y me levante de la cama, mis pensamientos seguían
sumergidos en las practicas hasta el momento de llegar al jardín. Unos
instantes antes de ingresar me encontré con mis amigas, compañeras de prácticas,
nuestras caras revelaban la incertidumbre del momento; ingresamos al salón
esperando anhelosas la llegada de las seños de ambas salas.
Minutos
después se acercaron las señoritas presentándose y comentaron de cómo eran los
alumnos de cada sala, los cuales eran revoltosos, inquietos, hablan muchos
entre ellos y las clases tipo expositivas no servían para estas salas. Luego de
esa inquietante información ingrese a la sala correspondiente junto a mi par
pedagógico. Ya ingresados los alumnos al
jardín, la maestra realizo una breve presentación ante ellos; al rato observamos
que era certera la información que brindo la seño sobre el comportamientos de
los niños.
Al
finalizar el primer día de práctica como observante mis miedos se acrecentaron,
como reaccionarían los alumnos conmigo, si con su docente actuaban de manera
vertiginosa.
Con el
pasar de los días, he podido intervenir en las clases, y es allí donde mis
sentimientos comenzaron a fluir y cambiar, claramente los dos primeros días
frente a la sala fueron dificultosos porque los niños sufren un quiebre en
estas transiciones, ya sean para bien o mal, y en este caso puedo afirmar que
fue algo positivo para ambas partes. Además logré confirmar que parte de la
información que me brindo la seño de la sala no fue correcta, debido a que pude
brindar clases expositivas a los alumnos. Por lo que pude formar mi propia
opinión sobre las prácticas, que fueron tan gratificantes que me permitieron
ver que voy por el camino correcto.
Toda
la experiencia me demostró que poseo las herramientas primarias para
desenvolverme ante una sala; pero más importante es que tengo la vocación de
docencia arraigada.